
IRACUNDO
El primer ataque fue devastador.
Nadie lo vio venir.
Árboles y farolas arremolinadas junto a la rotonda de la estación de tren, mientras vehículos de todo tipo eran arrastrados hasta unos camiones de gran tonelaje. Pronto el asombro pasó a la estupefacción cuando el edificio más grande de la calle quedó arrancado de cuajo encima del parque infantil.
Solo cuando el asfalto empezó a desencajarse y a enrollarse como una manguera, solo entonces, tomamos consciencia de que Daniel se había enfadado de verdad y se llevaba todo el juego a su casa.